jueves, 26 de noviembre de 2015

El verdadero crecimiento se manifiesta cuando un ser se desconecta de todo lo que ha creído que es

El verdadero crecimiento se manifiesta cuando un ser se desconecta de todo lo que ha creído que es, y así no vive las formas emocionales del ego que confunden su verdadero sentir de vida que fluye desde lo más profundo y noble en la esencia de la partícula divina de la existencia misma, y de ser una mente que piensa más allá de lo que se le ha condicionado de su cautiverio en el que vive desconectado de la fuente viva de la que emana desde lo más profundo. Así se entiende el cautiverio mental que nos aleja del amor que somos, por el cuál nos es complicado comprender a los demás y amarlos.

Los ojos del corazón son esos ojos que ciertamente son los ojos del sentimiento puro que va más allá de las emociones condicionadas en la mente que nos hacen confundirnos a cada momento y caer en la incongruencia de vida. Desde ahí la verdad parece ilusoria y no se manifiesta, porque desde el ego es imposible vislumbrar el verdadero objetivo que es paz. Para esto debemos ser humildes y la humildad representa la inocencia de la primera infancia. El conocimiento real es vencer las barreras del ego y encontrar la esencia de todas las cosas. La congruencia, el jamás permitirnos por un segundo confundirnos, porque al final podremos comprobar que todo lo que realmente Somos es Vida. Vida que no poseé formas, más que las que le da la conciencia a la creación misma de lo que parece ser, pero lo que realmente es, es ese amor que nos hace existir y que al manifestarlo en los demás que se han desconocido a sí mismos y han olvidado lo que es amar. Podemos sembrar esa vida, esa energía de amor que nos convierte en la herramienta divina de creación.

Dar Vida es el objetivo conciente de una mente evolucionada que se ama y ha encontrado la verdad de lo que es y por lo cuál existe.

Pejecta Amor
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