Si nos diésemos cuanta que el salvador y el verdugo están en el mismo lugar, no creeríamos que están en nosotros, tan escondidos que intentamos justificar lo que no es, usando trampas del subconsciente para querer ver hasta donde nuestro cautiverio nos permite ver.
Adentro de la jaula mental que nos limita el verdadero pensamiento que nos lleva a la verdad y nos libera totalmente de cualquier confusión e ignorancia de lo que en sí mismos somos como especie, como energía, como la naturaleza misma que fluye, nace y renace más allá de las formas que son relativas para una mente que ve más allá de los ojos físicos, porque la conciencia de vida mira con los ojos de la verdad que no se justifica, sino que se descubre y se vive en lo más profundo de la visión interna. Y ahí es donde todo es claridad y se deja de seguir lo que nos han hecho seguir. Se deja de temer lo que no es, porque una mente que piensa en base a lo que es, intenta ver la verdad aunque todos vivan en la falsa ilusión de lo que parece ser YO, pero no es más que una proyección ilusoria de lo que parecemos ser cuando no estamos sincronizados con la vida misma que es la base de la existencia de todo lo que respira las partículas internas de Ser.
Pejecita Amor
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