Niños somos y nunca lo dejamos de ser. La mente condicionada por el olvido manifestado por el ego nos hace olvidar que somos la pureza de la niñez. Esa es la pureza del Ser que nunca se olvida de imaginar, crear, vivir aquí y ahora encontrando motivos para sentirse vivo al sentir viva a la vida en sí. Desde y hasta lo más profundo de lo que es, más allá de lo que parece ser y no es en la ilusión de la mente condicionada por ideas, sistemas y formas que no son más que pensamientos sintéticos que no son reales, porque verdaderamente pensar es un discernimiento congruente y activo que es vivo y la vida es realidad en todo lo real, en el tiempo real, en la manifestación de lo que se es perdiendo miedos y encontrando aquella verdad de vida que nos ofrece la libertad del ser cuando descubrimos que cada pregunta tiene una respuesta de vida, tan viva y tan maravillosa que ciega con su luz al ego.
Pejecita Amor
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