Comprender a los demás sin emitir juicios, es una de las altas capacidades del hombre, que, en su comprensión de la vida, puede entender que cada persona vive y es lo que en sí mismo necesita y debe experimentar, justa e injustamente con un objetivo, puesto que cambiando la lógica y volviendo al discernimiento real y congruente de la conciencia manifiesta, el pensamiento puede fluír perfecto, en el tiempo y forma que deben ser. Y así ajustarnos a la realidad de la vida que supera cualquier expéctativa creada por el ego individual y colectivo. Porque el hombre se divide y subdivide en sus limitaciones y condicionamientos del ego. Puesto que la separación de la vida misma en todo su contexto biológico de naturaleza, es una alteración de su propia existencia.
Salir de todo lo que nos limita y voltear a ver a la vida en semejanza, es una manifestación pura de la conciencia. El hecho de continuar en la negación y en la zona de confort en el mismo círculo de ideas, nos lleva a seguir conductas que coartan la verdadera libertad que se expresa a sí misma cuando nos abrimos a conocer lo que nunca conocimos. Y así no podremos juzgar a otros por ideas que otros más sin conocer el fondo comentan repitiendo lo que algunos otros dicen, porque la incongruencia es el pan de la inconsciencia.
Al final son sólo otros, que no se experimentan más que repitendo lo que les dicen, no siendo ellos mismos con su riqueza de pensamiento y experiencia. Sino solamente siendo otros...
Pejecita Amar
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