viernes, 23 de octubre de 2015

La esencia de la vida es aquella que nos invita a ser naturalmente humanos

La esencia de la vida es aquella que nos invita a ser naturalmente humanos. Las demás especies poseén esta esencia que nosotros hemos olvidado ser. El hombre ha alterado los ciclos naturales que se acomodan en el fluír de las demás especies. Vibrar en lo alto y observar lo que hay más allá de lo que vemos, es lo que nos invita a conocer lo que es y existe más allá de lo que parece ser. Como cuando los perros ladran en conjunto presintiendo un suceso, porque están conectados al fluír de la vida sintiendo, más nosotros les decimos "animales", cuando nosotros hemos perdido en ser una especie de vida, que como ellos podemos presentir cualquier acontecimiento sin que alguien nos lo diga, porque estar atentos al sentir que es lo que nos conecta. Una fuerza natural que se encuentra en la vida, pero que hoy desconocemos al ser cómplices de la destrucción de esa vida que nos hace ser.

Vivimos cautivos en el ego, en la voz interna programada de nuestros miedos, culpas, ansiedades, obsesiones y lo que decimos que somos o queremos ser a partir de lo que nos han hecho ser, más no de lo que somos, porque ser es más que "razonar", cuando el razonamiento se rige por una lógica que límita a la verdad que es manifiesta en todo momento, pero que siempre encuentra justificaciones para evadir y autoengañar.

Ser animales es lo más sagrado y maravilloso. Amar la vida es ciertamente el respeto a ella, a lo que somos y a lo que es la naturaleza de la verdad en su contexto ilimitado que empieza por la conciencia de vida que no es algo aprendido, sino algo que comienza a manifestarse al desaprender lo que nos ha limitado para ser seres que verdaderamente tomen responsabilidad de su vida y empiecen a creer para crear, y ser lo que el corazón de la vida es, cómo late y cómo fluye en la sangre y la energía que se manifiesta en cada acción donde se discierne para entender más allá de lo que nos impusieron a través del miedo al castigo y a la muerte. Porque quien encuentra en sí la respuesta de vida, siente. Sentir es la conexión infinita que nos lleva a encontrarnos en el camino interno que es donde todos fluímos siendo únicamente una chispa divina de vida.

Pejecita Amor
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