
Somos ignorantes de amor, de verdadero amor que fluye en una energía de vida que conecta.
Seguramente has sentido esa conexión de vida, especialmente cuando eras
niño/a. Un estado de la mente donde puedes pensar todo sin miedo y no
existe temor. El temor es la energía opuesta al amor. Amor, donde todo
tiene una respuesta y es una inmensa alegría. Quizá lo recuerdas porque
lo pasas por pequeños i
nstantes en tu
vida, y esto sucede porque tu mente está cautiva, siendo presa de sí
misma, de los pensamientos, las costumbres y formas impuestas que
alteran todo tu ser. Desde lo que haces como reflejo, lo que comes, lo
que piensas, lo que crees; hasta la voz que crees que eres tú, pero son
tus miedos hechos voz en tu mente que te dictan como ser, cuando esa voz
es la voz del ego que crees ser pero no eres, solamente es la ilusión
programada de lo que el cautiverio ha hecho de ti. Cuando quien
realmente eres, es el oyente de esa voz que espera simplemente en el
fondo de su ser, fluír.
Llega un momento en el que lo sientes,
porque sientes una sensación en el estómago de bienestar y en la cabeza
sientes algo distinto. Quizá puedes experimentar tu cuerpo
extremádamente ligero. No sabes qué es, porque ha sido efímero en tu
vida, pero esa sensación es lo que se llama vivir en amor, y ese
bienestar es natural en ti, pero cuando te desconectas tu mente se
disipa y se vuelve a conectar al ego colectivo donde hay angustia,
miedo, apego, todo tipo de negación y negatividad.
Estás a un
paso de conectar contigo mismo/a. Solamente tienes que concientizar la
naturaleza de tu ser y reconectarte. Es simple, es sencillo, es un juego
de niños, porque los niños somos los que no hemos olvidado amar.
Pejecita Amor
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