Nuestra
emoción primera ante la agresión es de enojo porque estamos
reaccionando con la madurez de cuando eramos pequeños y nos enfretábamos
al rechazo indefensos y la mente asocia esa impotencia porque la mente
ha sido programada para reaccionar de una determinada forma dependiendo
la situación como un instinto de protección. Esas emociones se quedan
presas en la mente y no se pueden controlar porque
el ego las controla, no el ser, no lo que somos, y así cegamos la
verdad de lo que es por disfrazar lo que sería una verdadera reacción
congruente y calmada por una emoción extrema negativa que es
condicionada a siempre estar a la defensiva, porque la misma vida humana
crece y se desarrolla en cautiverio y así vive instintivamente en un
estado de estrés que es un estado de alerta, pero esto lo hace siempre,
se acostumbra a hacerlo, y así destruye su proceso natural orgánico,
destruye su salud y actúa en una forma alejada de lo que es la razón
porque carece de conciencia de sí mismo.
Siempre ante una agresión se responde con agresión y esto provoca una cadena de agresión progresiva e imparable si se sigue el mismo condicionamiento. Hay que romper esquemas.
Cada vez que se manifieste en ti una emoción, detéctala y podrás observar que hay una diferencia bastante amplia en lo que es un sentimiento y una emoción, porque el sentimiento emana desde lo más profundo y la emoción del ego. Obsérvate y verás.
Siempre ante una agresión se responde con agresión y esto provoca una cadena de agresión progresiva e imparable si se sigue el mismo condicionamiento. Hay que romper esquemas.
Cada vez que se manifieste en ti una emoción, detéctala y podrás observar que hay una diferencia bastante amplia en lo que es un sentimiento y una emoción, porque el sentimiento emana desde lo más profundo y la emoción del ego. Obsérvate y verás.
Pejecita Amor
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