domingo, 17 de enero de 2016

Siempre ante una agresión se responde con agresión y esto provoca una cadena de agresión progresiva

Nuestra emoción primera ante la agresión es de enojo porque estamos reaccionando con la madurez de cuando eramos pequeños y nos enfretábamos al rechazo indefensos y la mente asocia esa impotencia porque la mente ha sido programada para reaccionar de una determinada forma dependiendo la situación como un instinto de protección. Esas emociones se quedan presas en la mente y no se pueden controlar porque el ego las controla, no el ser, no lo que somos, y así cegamos la verdad de lo que es por disfrazar lo que sería una verdadera reacción congruente y calmada por una emoción extrema negativa que es condicionada a siempre estar a la defensiva, porque la misma vida humana crece y se desarrolla en cautiverio y así vive instintivamente en un estado de estrés que es un estado de alerta, pero esto lo hace siempre, se acostumbra a hacerlo, y así destruye su proceso natural orgánico, destruye su salud y actúa en una forma alejada de lo que es la razón porque carece de conciencia de sí mismo.

Siempre ante una agresión se responde con agresión y esto provoca una cadena de agresión progresiva e imparable si se sigue el mismo condicionamiento. Hay que romper esquemas.

Cada vez que se manifieste en ti una emoción, detéctala y podrás observar que hay una diferencia bastante amplia en lo que es un sentimiento y una emoción, porque el sentimiento emana desde lo más profundo y la emoción del ego. Obsérvate y verás.

Pejecita Amor
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