Libertad
es total responsabilidad y esa responsabilidad es afrontar la verdad,
la realidad, lo que vivimos sin justificarnos ni autoengañarnos. Esa es
la conciencia de vida, la que aflora de la naturaleza, de lo que es, de
lo tangible, de lo que siempre se ha sabido, de lo que se intuye. Ese
conocimiento interior que fluye cuando dejamos de autoengañarnos,
dejando atrás el miedo y la justificación de lo aberrante.
Cuando somos no necesitamos líderes, Maestros o parapetos que nos hagan evadir, justificar o limitar nuestras responsabilidades más próximas. La naturaleza de lo que es, corre por nuestras venas. Es la existencia vivida en lo real y que más real que vivir aquí y ahora.
En el momento que dejamos volar nuestra imaginación estamos pensando lo impensable como de niños que imaginábamos jugando y nos divertíamos mucho haciéndolo. Seguimos siendo niños, nada ha cambiado, pero nos han adiestrado a seguir formas de pensamiento que creemos propias. En el fondo solamente son moldes de obediencia de la dependencia generada por un sistema condicionado por el ego. El hombre cautivo en ese ego cree pensar, pero ese "pensamiento" es su propia cárcel, la cuál defiende como propia, porque no sabe que afuera hay un mundo donde hay infinitas alternativas de vida. Vida que es lo que desconoce en sí mismo aquel ser que ha olvidado lo que es, cuando es vida en la obviedad constante de su propia existencia.
Cuando somos no necesitamos líderes, Maestros o parapetos que nos hagan evadir, justificar o limitar nuestras responsabilidades más próximas. La naturaleza de lo que es, corre por nuestras venas. Es la existencia vivida en lo real y que más real que vivir aquí y ahora.
En el momento que dejamos volar nuestra imaginación estamos pensando lo impensable como de niños que imaginábamos jugando y nos divertíamos mucho haciéndolo. Seguimos siendo niños, nada ha cambiado, pero nos han adiestrado a seguir formas de pensamiento que creemos propias. En el fondo solamente son moldes de obediencia de la dependencia generada por un sistema condicionado por el ego. El hombre cautivo en ese ego cree pensar, pero ese "pensamiento" es su propia cárcel, la cuál defiende como propia, porque no sabe que afuera hay un mundo donde hay infinitas alternativas de vida. Vida que es lo que desconoce en sí mismo aquel ser que ha olvidado lo que es, cuando es vida en la obviedad constante de su propia existencia.
Pejecita Amor
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